Una modelo anoréxica llega a la final en el certamen de Miss Universo
El certamen de belleza nacional en Australia para la elección de Miss Universo volvió a desatar la polémica ante las quejas de médicos y dietistas por la aparición de la modelo Stephanie Naumoska de 19 años con 1,80 metros de estatura, 49 kilos y un índice de masa corporal del 15,1 muy por debajo de los datos oficiales que están en 18.
Stephanie Naumoska, fue una de las principales finalistas de un concurso que, según sus organizadores, promueve los «cuerpos saludables y proporcionados«. Para algunos, Naumoska es «piel y huesos»; para otros, ejemplo de la fisionomía típica de su país natal, Macedonia.
La dietista Melanie McGrice ha expresado en varios diarios que la joven modelo, debería hacerse una valoración de su dieta puesto que ella insiste en que su delgadez puede derivarse de algún trastorno alimentario.»Necesita análisis sanguíneos, de dieta, y un reconocimiento general«, afirmó.
Por otro lado la directora del certamen Deborah Miller, intentando quizás dar una explicación al cómo una chica “esquelética” y que no tiene el índice de masa corporal exigido, fue capaz de quedar entre las 32 candidatas de las más de 7.000 que se presentaron. Dijo que al ser de origen macedonio allí tienen los cuerpos largos, flexibles y huesudos.
Finalmente Stephanie Naumoska no ganó el certamen puesto que fue derrotada en la final por la presentadora y modelo de 20 años Rachael Finch. Pero la polémica está de nuevo servida en los certámenes de belleza, y para Rosanna Capolingua, presidenta de la asociación médica australiana abogará por subir la masa corporal a 20.
Naumuska no ha querido hacer ningún tipo de declaración pese a todo lo vertido en el certamen pero ha provocado que una vez más la sombra de la anorexia, la bulimia y otras desórdenes alimenticios se cierna sobre el mundo de las pasarelas y sus modelos.
Y como bien ha declarado Capolingua «La parte menos saludable de esto, de cualquier modo, es la imagen que está mostrando a otras mujeres jóvenes que pueden ver esto como normal, cuando evidentemente no lo es».
Vía | El país