El príncipe Harry pasará a la historia, o eso esperamos, por hacer algo por su patria el día de mañana. De momento sólo recordamos su disfraz de nazi, varias borracheras infames y su amor por las rubias, nada demasiado distinto a lo que hacen algunos ingleses en Lloret de Mar. Su nueva novia, Cressida Bonas, sí que puede ser más letal para la estabilidad de la familia real inglesa que un soldado de las Malvinas.