Matamoros y Corredera volvían a coincidir en un plató para intentar paliar los efectos del feminismo de 4 a 8. El encuentro fue bastante descafeinado. Todo comenzó cuando Kiko se atrevió a decirle a la Rottenmeier más redicha que no había visto el documental de Rocío Carrasco, algo que, como ya sabrás, es obligatorio según la ley de la cadena propiedad de un señor que hacía fiesta con menores.
Marta López Álamo es, para algunos, una joven aventajada que está buscando ser famosa. Pocas como ellas han dado la cara por su relación como lo hizo ayer. Todo comenzó cuando Marta compartía un vídeo de Kiko Matamoros bailando en una fiesta con Alejandra Rubio. Esto se consideró una provocación a Carmen Borrego.
Carlota Corredera alardeó ayer de poder destrozar a Kiko Matamoros y de hacer piña para sacar el programa adelante. Sigue tropezando en la misma piedra. Y lo hace porque sigue sin entender que nadie le ha criticado por defender a Rocío Carrasco, sino por pensar que la única mujer maltratada del mundo es la antedicha.
Se acabó lo que se daba. Kiko Matamoros volvía ayer de vacaciones para comentar en voz alta lo que piensa toda España. La imposición del pensamiento único por parte de Carlota Corredera, el feminismo unipersonal, el despotismo y el acusar con el dedo a quien no comulgara con su opinión ha provocado que el personal prefiera una telenovela turca a ver el programa.