Sálvame vuelve a tirar la piedra y a esconder la mano
Sálvame tiene muchísima experiencia en tirar la piedra y esconder la mano. Lo malo es que lo de estafar a los espectadores ya cansa. El culebrón de ayer lo tiene todo para triunfar. Dos parejas sevillanas, una de ellas muy famosa y la otra no tanto, son amigas de siempre y el marido de una tiene una relación con la mujer de su amigo.
Basta con indicar que Avilés ha entrevistado al cornudo que avisó a la mujer del otro de lo que estaba sucediendo para que todo cuadre. Incluso José Antonio León añadía que tuvieron al menos 30 encuentros, pero que solo hay constancia de tres.
O lo que es lo mismo, multiplicamos por 10 lo sucedido, le damos crédito a quien ha ido a comentar la jugada, le tapamos la cara a todo el mundo y arrojamos toda la basura posible sobre los infieles. Esta táctica funciona desde hace siglos en el teatro y en la literatura, pero quizá en la vida real esté comenzando a ser tan cansina que nadie se la cree.
Y menos todavía cuando se llevan cuatro horas anunciando algo que no se emite y te invitan a que veas el programa de hoy para comprobar que lo que dicen es cierto. Ahora te van dando píldoras hasta que se confirma que no hay pruebas y que todo queda, una vez más, en agua de borrajas. Esperemos que haya algún tipo de noticia concreta y que las partes implicadas hablen al respecto. De lo contrario, esto sería un nuevo timo de Sálvame a su cada vez más mermada audiencia. Y más que va a mermar teniendo que soportar a Vázquez, ya de regreso de sus firmas de libros, cada día.
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