El rey Carlos III, entre los abucheos y su deseo de cerrarles el grifo a Harry y a su hermano Andrew

Carlos III se enfrenta a la realidad de la realeza. Abucheado en Gales, decidió no invitar a Harry al entierro de su abuela y anuncia medidas drásticas. Es importante mencionar que si el nuevo rey se sintiera indispuesto para ir a alguna recepción, deberían ir, por este orden, el príncipe William, el príncipe Andrew o sus hijas.

A sus sobrinas y a su hermano tiene pensados aliviarles, permítase el eufemismo, semejante obligación. Además, va a confirmar, mediante un decreto, que ni su hijo Harry, ni su hermano Andrew, ni los descendientes de ambos pertenecen a la familia real británica. Tampoco les pagará ni un penique.

Los expertos comentan que «no tiene sentido pagarles a personas que no pueden ocupar su puesto por falta de preparación». Comentan que Carlos III «cambiará la ley de 1937 lo antes posible», por lo que las horas de los antedichos como miembros de la familia real de pleno derecho están contadas.

Y más todavía teniendo en cuenta que el funeral de ayer pone el punto final a su pertenencia a una de las familias más importantes del mundo. Harry sigue teniendo el as en la manga de su biografía que, si nadie lo impide, se publicará en unas semanas. Será entonces cuando podamos conocer la verdad del cuento y si el libro se convierte en el éxito editorial que permita que el joven siga viviendo del aire durante unos años más.
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