Pilar Eyre comenta cómo ningunearon al Rey Emérito en el funeral de Isabel II
Pilar Eyre comenta en Lecturas cómo el Rey Emérito fue ninguneado por Carlos III y Camila, la reina consorte, durante el funeral por Isabel II. Su opinión sorprende, ya que el actual rey de Inglaterra departió con Doña Sofía e incluso estuvo sentado con ella durante la ceremonia.
La periodista comenta que «Quizás los ingleses pensaban que daría una excusa para no asistir, pero se equivocaban, porque allí estaba Juan Carlos, contra viento y marea, echándole un pulso a Felipe y a una institución que se aguanta de forma precaria. Quería romper el cordón sanitario que se ha establecido a su alrededor desde que se hicieron públicas las tropelías que ha cometido y demostrar a España y a su hijo (y su nuera) que él, como la ranchera mexicana, sigue siendo el rey. Pero la jugada no le salió como esperaba».
«Después de recorrer las cuatro grandes estancias, apoyado en el brazo de su asistente llevando a remolque a Sofía, al final Juan Carlos coincidió con el nuevo rey en el salón verde. Carlos parecía accesible, se movía entre los invitados charlando cordialmente, se le notaba relajado. Camila, a su lado, también saludaba y sonreía. El emérito, a la vista de su objetivo, avanzó con tanta rapidez que su ayudante apenas podía sujetarlo. Pero, como un bailarín bien entrenado, Carlos se alejaba, saludaba a Macron y a Brigitte, se ponía de espaldas para hablar con Máxima de Holanda o hacía corrillo con sus primos Kent».
«Parecía, en fin, no advertir la presencia del antiguo rey de España, que consiguió aproximarse a Camila y agarrarla con intención de darle dos calurosos besos en las mejillas. Pero la reina consorte pareció resistirse al gesto, apoyando las dos manos en el pecho del emérito. El runrún de las conversaciones aumentaba, cada vez había más gente, algunos le dirigían miradas de curiosidad y Juan Carlos se iba poniendo más y más nervioso, tenía el rostro congestionado, la expresión impaciente, hasta que optó por colocarse en una especie de pequeña cola que se había formado para saludar a Carlos con Sofía detrás, que ya no sabía qué cara poner».
«Cuando ya se iba hacia otro grupo, Juan Carlos consiguió retenerlo estrechándole la mano, aunque era evidente la incomodidad del rey de Inglaterra y la intención de no concederle ni un minuto de atención. Debía tener presentes las críticas que salían esos días en la prensa con el recuento de todos los comportamientos irregulares, y también el malestar de su propio hijo, que estaba en otro salón con Letizia. Aun así, a la desesperada y con una sonrisa que era más trágica que alegre, Juan Carlos se puso a hablarle con rapidez, de forma íntima y suplicante, lo que provocó que Carlos, con el pretexto de saludar a otro invitado, lo dejara literalmente con la palabra en la boca».
Un testigo presencial habla de la pena que dio Juan Carlos. De regreso en Abu Dabi, quizá haya confirmado que ha dejado de ser bienvenido por parte de otras monarquías. ¿Qué piensas tú al respecto?
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