Ortega Cano pierde los nervios tras el acoso de dos reporteros
No vamos a justificar la actitud de Ortega Cano, pero la entendemos totalmente. Lo de ayer no tiene nada que ver con el periodismo. José Ortega Cano salía de su casa en taxi para dirigirse a la plaza de toros de Las Ventas. José Antonio Avilés decide indicarle al coche de producción que persiga al taxi hasta el coso taurino.
Este se baja del coche en el que iba y va corriendo detrás del taxi. Mientras tanto, otro reportero estaba allí esperando al diestro para preguntarle sobre su posible divorcio de Ana María Aldón. Ortega lleva al menos dos meses diciendo que le dejen en paz. Al parecer, que vaya a sentarse con Ana Rosa Quintana el próximo lunes les da carta blanca a algunos para molestar y acosar.
Llevaba razón Ortega al indicarles a los agentes de la policía allí presentes que le estaban agrediendo. Su amago de darle un puñetazo a un reportero no tiene justificación posible, pero no deja de ser el resultado de una campaña de acoso y derribo contra alguien que podrá estar con su mujer, separarse o hacer lo que le apetezca.
Y más, cuando la hijastra está cobrando por ponerle de todo lo que le apetece y sin que nadie parezca tener el derecho a defenderse. ¿Se pudo evitar el numerito de ayer? Sí. Ya cuando iba en el taxi, Avilés llamó a Ortega y este le dijo que no quería hablar con él mandándolo a Parla. ¿Por qué hay que seguir provocando hasta lograr que el torero pierda los papeles? La reflexión creo que debe ser de todos los implicados. ¿Qué piensas tú al respecto?
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