La mujer más rica de Francia, Liliane Bettencourt, enfrentada a su hija por la herencia

La mujer más rica de Francia, Liliane Bettencourt, enfrentada a su hija por la herencia

Escrito por: Sacra    6 diciembre 2009    2 minutos

Liliane Bettencourt, la millonaria heredera del imperio L’Oreal, luce con orgullo su título de ser la mujer más rica de toda Francia pero, al mismo tiempo, la más generosa. Según las informaciones recibidas, la octogenaria no duda en repartir todos sus bienes con aquellos amigos que se lo piden, sobre todo con el que es conocido como su ‘amigo especial’, un fotógrafo llamado François-Marie Banier.

Y precisamente por este motivo es por el que su única hija anda batallando legalmente a fin de conseguir la incapacitación para su madre a la que considera no apta para gestionar tan descomunal herencia.

Al parecer la fortuna de la señora Bettencout se estima en unos 17.000 millones de euros. De estos, la mujer ha regalado 160 millones de euros a su antiguo director ejecutivo, compró un apartamento para la hija de una amigo y la Fundacón Bentencourt-Schueller lleva ingresados más de 120 millones desde 1987.

Pero más allá de la generosidad y el altruismo social o personal demostrado por la millonaria, la hija de Liliane siente que su madre está siendo poco menos que expoliada por el que es su ‘amigo especial’, el fotógrafo François-Marie Banier que, según se ha sabido, ha recibido en regalos unos mil millones de euros. Además, la rica heredera le ha puesto a su nombre distintos seguros de vida, así como le ha donado diversas obras de arte cuyo valor es incalculable.

Alarmada por esta desbordante generosidad, la hija ha solicitado que su madre se someta a diversos exámenes psicológicos para demostrar que está incapacitada para gestionar su fortuna. Hasta el momento la anciana se ha negado a presentarse ante un tribunal médico por lo que, para el próximo 11 de diciembre está prevista una audiencia ante el juez para determinar si hay que poner a la mujer bajo tutela judicial a fin de proteger sus propios intereses económicos.

Vía | ABC