María Teresa Campos da la exclusiva del año poniendo en entredicho su ética
Pueden disfrazarlo como les apetezca, pero la exclusiva de hoy en una revista destroza la ética de María Teresa Campos al cobrar por criticar a su pareja. A una pareja a la que ella misma se encargó de defender y de enviar a su cuadrilla de amigas y palmeros varios para que no dijese nada en su contra.
Entre sus comentarios no deja lugar a dudas. Ni le ha gustado lo del famoso mensaje de WhatsApp, ni quiere reconciliarse lo que confirma que le han pagado por ponerle punto final público a una relación que nunca le gustó a nadie.
Que se vista de luto aliviado y que reconozca que ha llorado mucho por la ruptura es quizá la única pincelada de humanidad que se percibe en su discurso. El resto no dejan de ser brindis al sol, ganas de seguir enamorándose y mucha pose en una casa que se ha convertido casi en un laberinto del que no puede salir victoriosa.
Si a lo largo de su carrera ha vendido casi de todo, la espiral que comenzara con la emisión de Las Campos, donde la madre y las hijas hicieron el ridículo a base de bien a cambio de dinero, puede haber dejado de girar para encontrarse con la triste realidad de no tener nada en la vida que decía Cioran.
El filo hilo entre ser una señora y una más se ha roto con una exclusiva que bien puede ser el epitafio de una periodista que pasó de ser reina de las mañanas a un personaje de cuarta de complicado pronóstico. Cuando Edmundo responda le lanzarán a los perros para que no quede nada de él. El daño es ya irreversible para la otrora reina de las mañanas que cambió su discreción por el escándalo. El karma nunca falla.
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