José María Almoguera, de persona discreta a personaje sin interés

José María Almoguera, de persona discreta a personaje sin interés

Escrito por: dlopez    5 octubre 2024    2 minutos

De casta le viene al galgo. Su madre y su tía han conseguido siempre vivir a costa de su vaciedad y de no contar nada. Lo malo es que ya cansa.

De casta le viene al galgo. Su madre y su tía han conseguido siempre vivir a costa de su vaciedad y de no contar nada. Lo malo es que ya cansa.

Jose Maria Almoguera

Entraba Almoguera en el plató de ¡De viernes! con un traje que parecía que se lo había robado a un muerto y con su tía allí sentada con un disgusto muy grande (el mismo que tendría cualquier persona que se llevara un mínimo de 3000 euros por no contar nada). Cuando comenzó la entrevista no saludó a la presentadora, se sentó para recibir todo tipo de preguntas, respondió lo mismo de siempre y pidió árnica a su madre y a su tía que acudieron al rescate.

Alegaba el antedicho que para hacer las paces con su progenitora tendría que «volver a ser yo, que termine de pasar por lo que estoy pasando, sanar lo que he vivido y, una vez esté sano, volver a tener ciertas cosas. Si uno no está bien, no puede hacer feliz a otras personas». Borrego comentaba que «mi hijo y yo tenemos muchas conversaciones pendientes, tenemos muchas cosas de las que hablar. Le agradezco enormemente el ofrecimiento que me ha hecho. Los niños no son culpables de nada, pero estoy viviendo momentos muy duros». Resulta curioso que se exprese así quien va a diario a Telecinco salvo si se sienta su hijo (una exclusiva conjunto tiene otro precio).

Añadía Carmen que «nunca he hablado del daño que se me ha hecho, pero le agradezco que me tienda la mano como abuela. No le voy a echar en cara que este ahí. Aunque tenga dolor, sigo siendo madre y sigo sin entender muchísimas cosas. No le voy a cerrar a puerta ni a mi hijo ni a mi nieto, pero las cosas hay que hablarlas. Aunque también los demás deben reconocer que esto se ha sacado de madre. Mi madre alucinaría con lo que está pasando esta noche. Mi hijo es el hombre de mi vida, pero no puede serlo a cualquier precio». Conectando las tres últimas palabras con «ya veremos cómo lo hacemos» la ecuación se soluciona. De hecho, Terelu le comentaba a su hermana, que sonaba ligeramente perjudicada, que su madre ya no está entre nosotros y que dejase el tema.

Terelu comentaba que había hablado con Paola Olmedo, la que no ve ni un céntimo de todo esto, y que todo parece ir por el buen camino entre las partes. Que traducido resulta que se pasaron dos horas más o menos comentando la nada, pero no en plan filosófico, sino para trincar. A quien Dios se la de, San Pedro se la bendiga.

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