Jorge Javier Vázquez y su sectarismo atacan a Alaska y Mario
Cuando Jorge Javier Vázquez jugaba a la sombra de las tres torres de Sant Adriá, Alaska era líder de un grupo punk. El primero critica a la segunda por pensar y de regalo a su marido Mario por hacer lo mismo. Su sectarismo no le permite ver que está dando sus estertores y que cada cual puede pensar lo que le de la real gana, aunque no haya que respetar lo que se piense.
Decía Mario en el programa de Paz Padilla que «Mi familia ha vivido una dictadura y yo ahora me siento identificado. No puedes decir lo que piensas. Se supone que habíamos avanzado mucho». Vázquez responde que «¿Crees que no podemos decir lo que pensamos? Entonces parece que escuchas poco a tu mujer compartiendo micrófono con un ser cuya única virtud conocida es vomitar falsedades e imputar falsos delitos con la misma facilidad que se dictan los números del euromillón».
Ignorábamos que este tipo de cosas se denuncian ahora en un blog en Lecturas previo pago y no en un juzgado. Sigue el rojo y maricón indicando que «Y a mí, como a tantísimos otros, nos duele ver a Alaska metida en ese círculo. Un dolor que linda incluso con el desencanto. Mario, quizás la gente esté empezando a arrugar el morro ante algunas de tus últimas salidas de patas de banco. Porque, quizás, esta gente que llevamos jaleándote incondicionalmente desde hace la tira de años, estamos hartos de que compadrees de una manera tan descarada con representantes de un partido que se opone a la consecución de derechos y libertades que tengan que ver con las mujeres y el colectivo LGTBI+: aborto, matrimonio, trans».
Lo dice un sujeto que cada vez que ha ido Carmen de Mairena a su programa ha sido para burlarse de ella y no para valorar que le metieron en la cárcel en tiempos del dictador. Lo de la consecución de derechos y libertades del colectivo no deja de ser una opinión que también se puede discutir. A Mario no le perdona su abrazo a Ayuso, que sigue haciendo añicos los sueños de los socialistos con datos económicos reales y sin caer en ideologías a costa del pueblo, con estas palabras «No se puede estar a todo. A casi todo sí, pero abrazando a unas personas que desprecian a los que sienten como yo, no. Por ahí no paso porque no me da la gana. Porque ni quiero ni debo permitírmelo. Y porque si esto está a punto de parecerse a una dictadura es porque la señora presidenta y sus compañeros promueven una moral muy cercana a esa época que criticaste en ‘Déjate querer’».
En definitiva, se trata de imponer el pensamiento único y de que todo el mundo piense como a Vázquez y al resto de sus compadres les apetezca. Así le luce el pelo que le queda y así reacciona la audiencia cada vez que le ve la cara en la pantalla.
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