Jorge Javier Vázquez comenta su problema de salud en Lecturas

Jorge Javier Vázquez comenta su problema de salud en Lecturas

Escrito por: dlopez    27 marzo 2019    4 minutos

Jorge Javier Vázquez ha decidido contar cómo se encuentra tras su problema de salud. Sus palabras confirman su preocupación.

Jorge Javier Vázquez ha decidido contar cómo se encuentra tras su problema de salud. Sus palabras confirman su preocupación. «Más que morir, me preocupaba decírselo a mi madre» comienza comentando en una exclusiva amable en la que se le puede ver mostrando su mejor sonrisa.

El presentador va comentando, paso a paso, como ocurrió todo. «El martes comienza a dolerme la cabeza. Poco. Lo achaco al cansancio. El miércoles por la noche me voy a la cama con un dolor que empieza a ser insufrible. Durante el jueves el dolor va y viene de manera intermitente y lo paso mal durante la gala».

Jorge Javier Raquel Sanchez Silva

«No puedo elevar la voz porque me retumba de manera insoportable en la cabeza. Al acabar estoy a punto de ir a urgencias, pero pienso que si duermo me despertaré mejor al día siguiente. No es así. Mi sobrino me escribe un mensaje diciéndome que se va de viaje y soy incapaz de llamarle para despedirme. Tampoco puedo contestar con todo el cariño que quiero a unos mensajes de Mónica Naranjo».

«Me despierto el sábado sobre las seis de la mañana. Qué mala hora para que te asalten los pensamientos negativos. Pienso en el tumor que mató a mi padre y a su tía. Y lo que más me inquieta no es mi muerte, si no en cómo contárselo a mi madre. Imagino qué haría si me dijeran que me queda poco tiempo de vida y concluyo que no me daría por tirarme a las calles y quemarlas. Al contrario».

«Me gustaría charlar mucho con gente de diversas creencias y aprender a morir en paz. Que mi casa se convirtiera en una mezcla de confesiones. No sé si me apetecería recibir visitas. Creo que no. Normalmente acabas consolándolas tú a ellas. Me viene a la cabeza la anécdota de una compañera muy querida que horas antes de fallecer pidió un café y la gente que estaba a su lado le dijo: “No sabemos si te va a sentar muy bien”. Tardó poco en responder con una sonrisa: “Hijos míos, si me estoy muriendo”. Se lo tomó tan ricamente y a las pocas horas falleció. Qué cosas tan raras se piensan cuando estás malo».

«Total que a las doce del mediodía no aguanto más y me planto en urgencias. Calman mi dolor y me hacen un escáner. Ven una manchita en el cerebro que puede ser un problema vascular congénito. Pregunto por lo del tumor. Lo descartan. Qué alivio. Me recomiendan hacerme una resonancia para descartar cualquier problema importante, pero los sábados no las hacen y tengo que quedarme ingresado para estar controlado. Adiós al Deluxe».

«Domingo relajado leyendo y trasteando con el ordenador. El lunes por la mañana me hacen la resonancia y detectan una manchita de sangre que es la que está provocando el maldito dolor. A las dos del mediodía pasa el doctor a ver si seguimos haciendo pruebas o me manda para casa. No me importa quedarme más tiempo en el hospital, se está muy bien cuando parece que no tienes nada grave. ¡Ay!, además es que se me ha olvidado contar –es un decir- que P. está acompañándome desde el sábado».

«El médico no quiere seguir dándome indicaciones pero sé a lo que se refiere. A partir de aquí me quedo en shock: sé que debo ofrecer informaciones públicas sobre lo que me está sucediendo, pero es que tampoco sé a lo que me enfrento. No es que quiera ocultar información, es que no la tengo. Entré por un dolor de cabeza que tenía pinta de migrañas y ahora me veo metido en una historia rarísima. Y, sinceramente, los médicos me hablan de una operación delicada porque es en la cabeza y no tengo fuerzas para comunicarlo porque entre otras cosas quiero ocultárselo a mi madre. Pero claro, al final tengo que contárselo y se queda preocupada».

«Me despierto en la UCI tranquilísimo: todo ha ido bien. A falta de uno me han colocado dos stent. Entra P. y justo después Paolo. Agradezco muchísimo su visita y se lo demuestro, yo que soy tan parco. Pasan también Cristina y Alberto. Al día siguiente me despierto como si no hubiera pasado nada y mi cuñado Eduardo me cuenta por qué mi madre estaba tan intranquila: me operaron el mismo día que hace ya veintitantos años operaron a mi padre del tumor que se lo llevó por delante. Para que luego diga Adrián que no existe el más allá». Esperamos tus comentarios al respecto de estas declaraciones.

Vía | Lecturas

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