¿De qué avisa María José Campanario a Belén Esteban?

María José Campanario ha enviado una dura advertencia a Belén Esteban para que evite el inicio de «la tercera guerra mundial».

En Instagram les decía a sus seguidores «sinceridad sin empatía se convierte en crueldad». Belén Esteban hacía pública hace unos días la carta que le había enviado Campanario donde la odontóloga indicaba que «¿Quieres una Tercera Guerra Mundial? ¿Sabrás acaso lo que significa eso? No, princesita barata, no hacen falta guerras, aunque tengo todas las armas y estoy disparando. Entre ellas, todas las mentiras que has escupido durante 20 años sobre mí y sobre mi familia, y que ni siquiera tus más cercanos conocen. Con esto moriría con ellos, lo que me diferencia de ti, entre otras muchas cosas. Dedícate a tu familia y déjame en paz, por tu bien».

Añadía que «Ah, por cierto, pesada tú. Preocúpate más de lo que podrías perder, exactamente 20 años de mentiras, y hasta quizá, qué pena, tu trabajo. No quiero yo, pero podría. No soy de guerras, pero no des toques a mi familia, porque no hablas de tu vida, hablas de mí, de tu hija y de mi familia, y te has lucrado de ellos durante años. Así que, reza por tu bien, para que siga callada y no te estropee el chiringuito que te has montado y al que han alimentado para otros, deseando llevarte al juzgado».

Completaba el texto subrayando que «Te lo juro por mi vida, así que piensa lo que puedes ganar o perder. Veinte años mamando una teta que no te pertenece. Solo porque eres fácil de lengua, y una lerda que no ve más allá de ganar dinero a costa de los demás. Chica, que tú solita eres un meme, aprovéchalo. Atentamente: la madre de los hijos de Jesús Janeiro Bazán y su mujer, y la que podría acabar contigo. ¿Quieres que lo sepan los demás? ¿Serás capaz, o llamamos a los que te conocieron en tu etapa en Madrid?».

Belén respondía que «mi etapa en Madrid, mi etapa mala, la conté yo. Llevo 13 años recuperada, ni una recaída. Yo por lo menos no he ido a un juzgado, y te voy a decir más (…) José, vamos a dejarlo aquí. Te deseo que seas feliz, pero no me toques los cojones. Tú no, eh, que tú no tienes la culpa. Pero esta carta la escribiste tú. Ya nos hemos olvidado, no quiero guerras, yo soy feliz con mi marido y con nuestra descendencia aunque tú pienses que no sea engendrada. Lo es». ¿Habrá paz algún día entre ambas?

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