Daniel Sancho, la policía tailandesa considera el asesinato como premeditado
La policía tailandesa ha conseguido en unos 10 días resolver el asesinato confesado por Daniel Sancho. Al joven le espera lo peor. A pesar de que ha ganado miles de seguidores en las redes sociales, todo parece indicar que estamos ante un caso evidente de premeditación.
Su relación con Arrieta consistía en el cobro de 25 000 euros al mes para mantener relaciones íntimas con él y para montar algún negocio. Al mismo tiempo, aunque Diego Arrabal defienda lo contrario, nadie se explica por qué compró dos cuchillos y menos todavía que la portavoz de la familia defienda que habrá que comprobar si las heridas en el torso pertenecen a sendas armas blancas cuando esta parte del cuerpo sigue sin aparecer.
Dos forenses han comentado que Daniel sabía perfectamente tanto desangrar el cuerpo como dónde tirar las partes para que no se vieran. La cabeza, que no se hincha, al mar y el torso, que sí podría flotar, al vertedero. Faltan también los dedos y los dientes, dos claves para identificar el cadáver. ¿Cómo es posible que un cocinero sepa todo esto? ¿Qué hacía bailando y saltando en la piscina, según un testigo, cuando ya había asesinado a Arrieta?
Que se pida clemencia al rey de Tailandia o que le extraditen no parece tener sentido. La autopsia se antoja imposible, pero es muy distinto un homicio por imprudencia (al parecer, Edwin se golpeó con la bañera) a un asesinato y a descuartizar el cuerpo para que nadie lo encuentre. Las estrategias de la defensas serán esenciales para conocer el futuro del otrora cocinero. La petición de pena de muerte complica el futuro del acusado.
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