Las costuras de las tramas de Gran Hermano al descubierto
Telecinco se empeña en arruinar uno de los pocos formatos que le funcionan en términos de audiencia. Las tramas empiezan a verse.
Se repiten los patrones incluyendo a una pareja a punto de separarse, pero ampliando el espectro incluyendo a un homosexual que intenta quedar con un heterosexual para conseguir más audiencia. Lo de Edi y Violeta está más visto que el TBO al tratarse, a buen seguro, de dos modelos a los que les han inventado una vida. Que la mencionada tuviera algo con el novio de Nerea parece casi de ciencia ficción y resulta poco verosímil.
Luego pues incluimos a un mulato, a una nena que se enamora de él, a la hija de una exconcursante (que sí que va por derecho, aunque no sin carta de recomendación), a una mujer que trabaja en una fábrica (que no encaja con el resto del escaparate al ir a su aire) y a un montón de gente que no va a aportar absolutamente nada para que gane Laura y todo quede en casa.
Todavía tienen que llegar los abandonos pactados, las broncas, los escándalos y todo tipo de escenas teledirigidas por los guionistas. Que conste que nos parece perfecto que así sea, pero al menos podrían comentarlo directamente y hablar de que se trata de un serial y no de un espectáculo que muestra la realidad. La audiencia responde y cuando no lo haga se sacarán de la manga una pelea o un rechazo del amor homosexual ya propuesto para estar en boca de todos. Es televisión a lo Vasile, pero sin él. Continuará.
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