Chavela Vargas, se apagó una de las mejores voces de la historia
y tal y como ella quería, con tiempo suficiente para despedirse de todos, se nos ha ido Chavela. La de Costa Rica, mexicana de adopción, declaraba en su propio Twitter antes de morir que «los chamanes nunca nos vamos, siempre nos quedamos». La cantante que desafió a las leyes de la moralidad de aquellos años declarando su homosexualidad, la que se bebió «todo el tequila bueno» con José Alfredo Jiménez, la que dio su último concierto en Madrid, descansa ya en paz.
Joaquín Sabina redactó ayer para El país uno de esos artículos que se convierten en literatura. El autor del verso «quién pudiera reír como llora Chavela» no dudó en confesar su total admiración por la cantante con algunas frases que os comentamos a continuación.
«Fue una noche de hace unos veinte años, en Madrid, en la sala Morasol. Dijo: “Yo vivo en el bulevar de los sueños rotos”. Y yo tuve que escribirle una canción con esa frase. Ya se había recuperado de su alcoholismo. Calculaba que había bebido algo así como 1,8 millones de botellas de tequila y solía decirme cuando me veía beberlo a mí: “Joaquín, ese tequila tuyo es muy malo; el bueno de verdad ya nos lo bebimos José Alfredo Jiménez y yo”. Al conocer la triste noticia, que todos veníamos anticipando, he sentido la necesidad de bajar al bar a tomar uno a su salud, aunque el brebaje sin ella siempre será de los malos».
La muerte de Chavela Vargas deja huérfana a una generación de seguidores, de amantes de su canción, de adictos a una forma de ser y de vivir, de seguidores de una cantante que había vivido las letras que cantaba. Descanse en paz maestra.