Charlene Wittstock y su papel como princesa de Mónaco
Mucho se habló hace meses, cuando Charlene se casó con el príncipe Alberto, de la tristeza que sentía la joven al contraer matrimonio. Su cara descompuesta y su melancolía causaron una fuerte sensación en los espectadores de la boda y los rumores no tardaron en aparecer en todos los medios.
Charlene estuvo la semana pasada en la semana de la moda de París y esta aparición en público fue el objetivo de todos los medios presentes en la anual cita con la moda que se celebra en la ciudad de la luz. La princesa quiso aclarar que prefiere ir «paso a paso» en su nueva faceta en la Casa Real monegasca.
La joven indicó que «No puedo ponerme lo que me apetece ya que Mónaco es un país católico. Tengo hombros de nadadora y a veces los trajes no me quedan tan bien como sería deseable. Eso sí, cuento con los diseñadores para que me adapten la ropa a mi cuerpo».
Sobre los rumores y comentarios referentes a su tristeza quiso dejar claro que «No se puede ser princesa de un día para otro y no quiero parecer una recién llegada. Hay que ir poco a poco. Acabo de casarme».
«No creo que sea bueno correr en estos temas, prefiero hacer lo que he hecho. Me he tomado un descanso para amoldarme a mi nueva situación. La mayoría de los tabloides británicos no dudaron en poner en cuestión mi matrimonio y sus críticas me dolieron mucho».
«Personalmente no me gusta llevar tantísima seguridad a todas partes. Sólo le pido a la gente que tenga paciencia. Era nadadora olímpica y vivía con el bañador siempre puesto y siempre de gira. Este parón necesita tiempo pero sé que seré una gran princesa, a mi manera desde luego, pero lo conseguiré». Así lo esperamos.
Vía | Celebitchy
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