La Casa Fuerte o cómo sacarle partido a la vergüenza ajena
La Casa Fuerte se estrenaba ayer confirmando que se trata de un reality para rellenar horas de televisión. La gala inaugural presagiaba que nada iba a salir bien. Exceptuando a Rafa Mora y a Ivana Icardi, el resto de colaboradores fueron a pasar la noche y a reírle las gracias a Vázquez.
El presentador se dedicó a cachondearse de Oriana, de Leticia Sabater y de Yola Berrocal. Es lo que tiene ser premio Nobel. Lo peor del caso es que las tres antedichas aplican el «dame pan y dime tonta» a rajatabla.
Que se premie el robarle a los ricos que están en la casa, como ya indicamos, parece sacado directamente del programa político de Pudimos (reírnos de nuestros votantes). La tensión entre Iván y Oriana, la presunta rivalidad entre Yola y Leticia y tramas que no van a ninguna parte son los pilares sobre los que se cimenta esta casa de barro que no tardará en hundirse.
La falta de ritmo fue atroz. Si Maite, con su juguete íntimo, debe ser uno de los motores del programa apaga y vámonos. Ahora se trata de seguir el guión que se divide en las siguientes tramas:
· La enemistad entre Yola y Leticia.
· Los celos de Oriana a cualquiera que se acerque a Iván.
· El tonteo entre Ferre y María Jesús Ruiz.
· Las salidas de tono de Maite.
Con que haya dos gritos y dos intentos de abandono, ya está todo el pescado vendido. Llevan usando el mismo cebo para pescar desde hace décadas. ¿Les volverá a funcionar? Esperamos tu opinión al respecto.
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