Andre Agassi y la peluca que le hizo perder la final de Roland Garros de 1990
Hace unos días os comentábamos las declaraciones del tenista Andre Agassi a People donde afirmaba haber tomado metanfetaminas, a finales de los noventa, mientras jugaba. Después, supimos que la ATP -la asociación de tenistas profesiones- era conocedora de los problemas con las drogas del estadounidense y que le encubrió para que sus test no indicaran que se estaba dopando. Andre, aparte de un estupendo tenista, siempre fue una estrella en la cancha, un tío con carisma y eso llenaba muchas pistas y torneos y todos lo sabían.
Por supuesto, que esto no justifica pasar por alto que un deportista se dope, pero explica el comportamiento de las máximas autoridades con Agassi. Hace unos días Rafa Nadal expresa su disconformidad ante todo este tema que se ha destapado como adelanto a una biografía del deportista que saldrá a la venta el 9 de noviembre en Estados Unidos.
Se titulará Open y narrará la interesante vida de Agassi desde sus años locos hasta su actual estabilidad junto a la tenista alemana, Steffi Graf, madre de sus dos hijos. En él se cuentan pasajes tan descriptivos de la vida del tenista como su obsesión por la pérdida del cabello.
A tanto llegó este tema que el joven Agassi llegó a jugar su primera final de un Gran Slam, Roland Garros, con peluca en 1990, lo que le provocó un dolor de cabeza, mucho más intenso que la oposición de su rival en la pista el ecuatoriano Andrés Gómez. El postizo estaba mal fijado y estuvo a punto de desprenderse de la cabeza del jugador que contaba con sólo veinte años.
La peluca se comenzó a deshacer y su hermano Philly consiguió unos alfileres para fijar su falsa melena. Agassi ha reconocido que le importaba más que no se le cayera la peluca que ganar el partido y el hecho de estar más pendiente de su pelo que del juego hizo que lo perdiera contra un contrincante bastante inferior al estadounidense. Nunca más se volvió a saber nada del ecuatoriano y Andre Agassi tuvo que esperar hasta 1999 para ganar su único trofeo en Roland Garros.
Vía | El Periódico
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