Alejandro Albalá y el Maestro Joao, protagonistas de la gala de Supervivientes

La llegada de Alejandro Albalá y el amor del maestro Joao fueron los dos ejes narrativos sobre los que giró la gala de ayer. Al primero lo sentaron en una especie de trono con unas palmeras al que se accedía a través de un «churritúnel» no sabemos demasiado bien por qué. La sorpresa de los concursantes fue minúscula ya que, todo sea dicho, nadie entendía qué pintaba allí el antedicho.

Cuando llegó el turno de Sofía Suescun comenzaron a saltar chispas. Albalá le recordó su infidelidad, un beso a Logan, y le llamó «hipócrita». “Te llamo falsa por decirme en esa playa que no había pasado nada entre tú y Logan, e hipócrita por haberle hecho a Hugo lo que le hiciste cuando a mí me has sido infiel” llegó a espetarle Albalá a Suescun.

“Sigues con la misma mierd*. Hablas de mí un día y al siguiente mirabas a Logan con una cara más caliente que esa hoguera. Parece que tengo que venir aquí a decir la verdad” continuaba. No pensamos que nadie tenga derecho a decirle a su pareja lo que tiene que hacer o si se ha equivocado o no. Esto es machismo puro y duro por más que lo quieran camuflar.

Al menos, el maestro Joao, ¡qué chirigotero se ha perdido Cádiz!, recibió una gran alegría al escuchar la voz de Luismi, el joven al que horas antes la propia cadena ponía de mantenido y de aprovechado.

Joao preguntaba “¿estoy haciendo el ridículo? ¿hago muchas tonterías?” a lo que el joven respondía que no y que era «la alegría» del concurso. “Eres muy joven pero eres muy grande. Tú me devolviste la vida, acuérdate. Eres un hombre maravilloso. Te doy las gracias por estar en mi vida” comentaba el adivino.

Qué bonito es el amor y que la audiencia comulgue con ruedas de molino. Esperamos tus comentarios al respecto de la gala de ayer.

Vía | Telecinco

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