Gran Hermano Revolution, mínimo histórico del reality show
Después de ver que Telecinco y Zeppelin no han dado con la fórmula para resucitar Gran Hermano, nos preguntamos qué hara la cadena con el reality show al que le quedan muchos concursantes en la casa, lo que se traduce en semanas y semanas de expulsión. Ayer el programa fue visto por un 13,6 por ciento de share y volvió a marcar su mínimo histórico de espectadores con 1.384.000.
Podríamos exagerar e imaginar un escenario como la serie británica Dead Set donde los concursantes de Gran Hermano eran ajenos a que nadie les estaba viendo porque se había producido un apocalipsis zombi. No parece probable el apocalipsis zombi, pero lo que sí es un hecho es los espectadores abandonan el formato porque no tienen a qué agarrarse. Los concursantes no enganchan, sus historias aburren y todo resulta tan artificial. Lo que era un programa fácil de ver se ha convertido en algo insoportable de seguir, aún teniendo la mejor de las voluntades.
¿Qué pasó ayer? Miriam regresó a la casa y tuvo un reencuentro amistoso con Hugo al que llamó inmaduro; frío con Rubén con el que no arregló nada y a Laura le hizo saber qué había elegido mal el grupo al que unirse y que sola estaría mejor.
En cuanto a la expulsión, Maico parecía tener un pie en la calle, pero finalmente fue Javier el expulsado. Poco se puede decir del joven excepto la trama que protagonizó al estar en medio de los comentarios racistas de Carlos y Mina. Los nominados de esta semana son Hugo, Maico y Laura. El uruguayo cree que Laura tiene una cierta ventaja con el público por la historia que arrastra a sus espaldas. Así se lo contaba a Rubén al que no desvelaba que la joven es transexual, pero le decía que tiene gancho fuera debido a su pasado.
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